Los plásticos se producen con diferentes metodologías, en los que el nitrógeno desempeña una función muy importante. El nitrógeno contribuye a reducir la duración de los ciclos de producción y a aumentar la calidad de los productos; asimismo, añadir nitrógeno permite mejorar la sostenibilidad medioambiental de los plásticos.

Para el moldeado por inyección o la técnica de inyección de fluidos se utiliza nitrógeno para formar cavidades en el interior del plástico; de esta manera, se obtiene un peso reducido y se ahorra en costes de materiales. Además, se consigue que la pieza acabada goce de una mayor estabilidad.

Las cámaras huecas, que se fabrican mediante un proceso de extrusión, pueden enfriarse desde su interior utilizando nitrógeno. Así se crean superficies internas más lisas, y el proceso acelerado de enfriamiento disminuye la duración de los ciclos, permitiendo aumentar las cifras de producción. Para el moldeo por soplado y el espumado de poliuretano también puede aumentarse la calidad de los productos empleando nitrógeno; asimismo, pueden acortarse los procesos de producción.